viernes, 10 de diciembre de 2010

Expo Gianni Vattimo (Mario Cantú)



Gianni Vattimo (1936-)

Nació en Turín en 1936. Estudió Filosofía en la Universidad de su ciudad natal y, posteriormente, dos cursos en la Universidad de Heildelberg. Fue discípulo de Hans-Georg Gadamer. En 1964 comenzó la docencia de estética en la Facoltà di Lettere e Filosofia de Turín, de la que fue su decano. Su actividad filosófica está claramente influencia por los planteamientos de Nietzsche y Heidegger, autor este último que ha traducido al italiano.

Ha sido profesor visitante de las Universidades norteamericanas de Yale, Los Angeles, New York University y State University de Nueva York. Doctor 'honoris causa' de las Universidades argentinas de Palermo y La Plata y vicepresidente de la Academia de la Latinidade. Colaborador de diversos diarios italianos, entre ellos La Stampa y L'Unità.
Su biografía muestra también un recorrido por la política. Primero como miembro del Partido Radicale; posteriormente, en la Alleanza per Torino dentro de la campaña electoral del Olivo, y, por último, entre los Demócratas de Izquierda en el Parlamento Europeo. Es miembro de la dirección nacional del Coordinamento Omosessuale DS (CODS).

Su propuesta teórica busca una interpretación del mundo tardo-moderno, en las formas de secularización, en la evolución de los regímenes democráticos, el pluralismo y la tolerancia. Fiel a su primera formación religioso-política, en su libro Credere di credere (Garzanti, Milán, 1996) ha reivindicado su propio pensamiento, que califica de 'filosofía cristiana para la postmodernidad'.
Su pensamiento se centra una revisión del papel de la filosofía en nuestra sociedad y la transformación del pensamiento, de las funciones y efectos sociales del pensamiento en las prácticas cotidianas.

Para Vattimo, hemos entrado en un escenario, el de la postmodernidad, donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central, aunque esa abundancia de emisores continuos no aporta una visión unitaria, ni siquiera una visión contextualizada e independiente. Asistimos a una especie de 'babel informativa' que, más que aturdir y violentar, abre caminos a la libertad, a la pluralidad, y se escapa de las visiones unitarias de la racional-modernidad.

La postmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer. La postmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al 'pensamiento débil', a una modalidad de 'nihilismo débil', a un 'pasar' despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. 
Para Vattimo, las ideas de la postmodernidad y del pensamiento débil están estrechamente relacionada con el desarrollo del escenario multimedia, con la toma de posición mediática en el nuevo esquema de valores y relaciones. En su libro La sociedad transparente (Paidós, Barcelona, 1990, advierte sobre el papel determinante de los medios en este cambio histórico en las formas de organizar el pensamiento social y cultural.
Los medios se han convertido en difusores de verdades parciales, contrapuestas, diversas, complejas, en ningún caso guiados por objetivos ontológicos o de narraciones unitarias del suceder histórico. La historia se hace de "cantidad de información, de crónicas, de televisiones que tenemos en casas...". Pero no cabe pensar que los medios consigan hacer más transparente a la sociedad, sino que son los que reproducen y crean la huella de la complejidad, las representaciones donde se multiplican las posiciones, los valores, los intereses, las percepciones.


En esa falta de transparencia, sin embargo, emergen la diversidad, la tolerancia, las minorías; en definitiva, un desplazamiento de los autoritarismos, los prejuicios, la violencia. A una sociedad compleja, donde se reconoce la diversidad en todos sus matices, ya no es posible constreñirla con un corsé filosófico coercitivo. Infiere Vattimo de todo ello, que esa nueva sociedad postmoderna es, consiguientemente, menos dogmática, conocedora de la diversidad y partícipe de una nueva cultura de la tolerancia.
Vattimo, que no oculta que sus raíces filosóficas están en Nietzsche y Heidegger, encuentra en estos dos autores las claves para la interpretación de la postmodernidad. Cuando Nietzsche habla de la muerte de dios, está hablando del fin de la metafísica, está intuyendo el fin del pensamiento fuerte.


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